martes, 29 de noviembre de 2011

Con corazones fríos no hay que jugarse nada.


Duele mucho, ¿sabes? Bueno, tú que vas a saber... Si tuvieras una mínima idea de todo el dolor que provocan tus actos te lo pensarías dos veces antes de ir por la vida pisando los corazones del resto de las personas. Porque, perdóname por repetirme, pero duele, demasiado, más de lo que jamás habría imaginado que podrían doler estas cosas. Siempre creía que la gente que estaba mal por temas amorosos eran personas exageradas y demasiado dependientes de otras para su propia felicidad, yo siempre estaba sola y feliz por no atarme a nadie de este modo. Pero en fin, puedes adivinar lo que ocurrió. ¿Qué pasó? Tú pasaste, y vamos que si pasaste, dejaste tu huella y te fuiste igual que viniste, sin avisar, dejando como único recuerdo hacia ti el resentimiento. Ya es tarde para volver a la vida que llevaba antes, donde estaba tan encerrada en mi propia felicidad que nada de fuera me afectaba, te dejé entrar en mi pequeño mundo y lo destrozaste disparando una bala directa a mi corazón. Solo me queda aprender, y es que esto es así. Con corazones fríos no hay que jugarse nada. 

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